lunes, mayo 21

Para Ro!

Quizá sea trillado (aunque no sepa su significado) decir que no creo en las despedidas. Claro, particularmente me cuesta creer en cosas abstractas; imaginate cómo voy a creer en una despedida. Que te vas, es un hecho. Que aprendas, rías, crezcas, sueñes, imagines y captures es un anhelo...que cuando vuelvas voy a estar esperándote con los brazos abiertos, una sonrisa, lágrimas de emoción, un vino tinto y la cámara es en parte un deseo y quizá (con viento a favor) un hecho.
Muchas veces las palabras son inexactas cuando tienen que trasmitir sentimientos, a veces se sobrepasan, pero más feo es cuando no alcanzan a expresar esa emoción. Es entonces que a través de ellas y utilizándolas adecuadamente para que esta especie de carta sea verdadera te digo esto: Todo el tiempo que compartimos Ro ha sido maravilloso, incluyendo nuestras caras de escepticismo cuando amanecimos en Córdoba sin nuestras pertenencias. Es cierto que el tiempo compartido no ha sido mucho, o si...no sé, pero a cada momento lo exprimí y le saque hasta la última gota de felicidad, me comí la pulpa de las risas y la amarga cáscara de los nubarrones y las tristezas la planté en mi jardín para que el agua del deshielo y el sol de la primavera hagan crecer una bella flor con tu nombre: Rocío!
Creo que escribo estas líneas con un propósito, un propósito escondido o no...yo que se!
A modo de cierre te propongo que cierres los ojos cuando termines de leer y pienses en algún momento lindo que hayamos compartido. Si fui capaz de esbozar una sonrisa en esa hermosa cara, entonces estas palabras han cumplido su objetivo.
Sólo me queda para finalizar agregar seis palabras más: Te quiero pequeña caja de luz!


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Acordes desafinados