viernes, agosto 19
martes, agosto 9
Miss Delaocour
miércoles, agosto 3
Globalización
La globalización nos ha vendido un mundo material innecesario, somos tan vulnerables a las publicidades que no podemos dejar de consumir constantemente lo que está en nuestra televisión, lo que nos hacen creer que es fundamental tener para no estar fuera del sistema o incluso para sobrevivir.
Hemos comprado una forma de vivir tan superficial que a veces me repugna. Años atrás cuando no existían los celulares, la gente se llamaba al teléfono fijo de la casa y si no estaba la persona que se buscaba, se dejaba un mensaje a la persona que atendía el teléfono. Y antes del teléfono, la forma más común era sentarse en un café a tomar algo y charlar. Esas cosas las hemos perdido, hoy es más fácil mandar un mensaje de texto.
Las generaciones que vienen creciendo tienen incluso una forma más impersonal de comunicarse. Hablo de las conocidas redes sociales, donde uno está en “contacto” con miles de contactos a través de una computadora, pero ni siquiera sabemos que pasa atrás de ese monitor. La tecnología avanza, facilita (a veces) las cosas…pero hay algo que nunca nos va a dar: una computadora tiene miles de funciones, pero nunca va a hacerte sentir el calor de un abrazo, el sentir de una palmada en el hombro, o devolverte cara a cara una mirada.
Afortunadamente cuando niño no existían estas “facilidades” para entablar conversaciones con amigos. Crecí al compás de la globalización y me ha seducido por mucho tiempo, de hecho ahora estoy escribiendo esto en mi notebook.
Hay mucha gente que necesita estar actualizada con todo lo que se vende en el mercado, para no sentirse inferior al vecino o al compañero de estudio. Necesitan tener más contactos en facebook, twitter, my space o cualquier red para no sentirse un “looser”.
La forma de hablar también se modificó y se va a seguir modificando hasta que no nos pongamos firmes y dejemos de decir “ok” y empecemos a decir “está bien”. La gente ahora que está en la oficina necesita un “break” en vez de un “descanso”. ¡Qué pensaran los grandes escritores en su lugar cuando ven esto!
Pero lo más grave no es que se distorsione el idioma, sino que los niños prefieren jugar a la “play station” navegar por internet o jugar a cualquier otro video juego en vez de leer un cuento e ir enriqueciendo el vocabulario y ampliando la imaginación. Los chicos necesitan salir de enfrente del televisor e ir a jugar como cuando yo era chico, que nos quedábamos con mis vecinos jugando a la pelota en la calle, armando los arcos con 2 ladrillos. En caso de que no fuéramos muchos para jugar un picadito, se jugaba a la mancha, a la escondida. Con el correr del tiempo, nos empezamos a hacer grande y jugábamos como supiéramos al truco. Cuando se hacía tarde, mi vieja aparecía en la calle y me mandaba a cenar, sin antes hacerme lavar las manos, pero con agua y jabón. Digo esto, porque es la manera en que aprendimos a lavarnos las manos…hoy el que no se pone alcohol en gel pareciera que pudiera contagiarse de hepatitis o cualquier enfermedad en cualquier momento.
Yo crecí sin celular, sin video juegos sofisticados, sin notebook, sin palm y sobreviví al igual que toda una generación. Dejemos de consumir lo que la publicidad quiere y volvamos a recuperar la esencia.
Pongamos como meta enseñar a los más pequeños que la vida es mucho más que un celular o un video juego…enseñémosle el poder que tiene un libro, contagiémosle el placer de leer cuando llueve y no se puede salir a la calle. Es una tarea que incluye a profesores, estudiantes, madres, padres, hermanos…a todos los que alguna vez fuimos niños y vivimos de una manera más libre y sin lugar a dudas más linda.
Gallito